domingo, 21 de febrero de 2016

Patoruzú cumple 88 años

Patoruzú cumple 88 años
(artículo algo adelantado)
by Seth - 22 octubre 2013, 07:52
Actualización by Artereo - 21 febrero 2016, 17:28

Por Mariano Aratta
@gutenseth

Patoruzú es un clásico de la historieta nacional y latinoamericana, longevo a más no poder, ya que cumple 88 años de inoxidable valentía, bondad e inocencia. Un poblador originario, el último de los Tehuelches Gigantes y, para colmo, descendiente de faraones egipicios. Una mezcla extraña y encantadora, en historietas de formato semanal que encandilaron a nuestros padres, abuelos, bisabuelos… por estos días el personaje estará festejando su cumple número 88.

El “indio Patoruzú” llegó a Buenos Aires el 19 de octubre de 1928 y su arribo había sido anunciado en las páginas del diario Crítica. Aunque antes tenía un nombre extraño, se llamaba Curugua-Curiguagüigua. Pero al recibirlo en la estación de ferrocarril de Buenos Airees, Don Gil Contento -el protagonista de la historieta- decide rebautizarlo como Patoruzú ya que su nombre original “le descoyunta las mandíbulas”. Salido de la mente de Dante Quinterno, el nombre se inspiró en el nombre de una golosina de la época llamada “pasta de orozuz”, semejante a los caramelos actuales Media Hora.

Patoruzú, el último cacique de los Tehuelches Gigantes, alcanzaría al poco tiempo una popularidad definitiva entre los personajes de la historieta argentina, un podio en el que sólo lo acompañan, por derecho propio, Hijitus -de García Ferré– y Mafalda -de Quino-.  Y cuando el indio tomó el protagonismo fueron creciendo a su alrededor un universo de personajes entrañables: Su padrino playboy Isidoro Cañones, que al poco tiempo tuvo su propia historieta, el caballo Pampero, la Chacha -una suerte de madrastra-, Upa -su hermano-, Patora -su horripilante hermana que sólo quiere casarse-, Ñancul, el brujo Chiquizuel y Chupamiel y, por supuesto, el enemigo número 1 del protagonista: Satanás.

Patoruzú, además, es un indio contradictorio, porque es dueño de media Patagonia. Justamente un poblador originario, que “en la vida real” fuera despojado de todas sus tierras y reducido a vagar por la nada, al no conocer el concepto de propiedad privada es dueño de un territorio gigante. No sabemos si Quinterno quizo ser irónico o reivindicar a los pobladores originarios. Además, el indio posee una fuerza sobrenatural, producto combinado de su herencia genética con una alimentación híper saludable y un riguroso régimen de baños termales. Exhibe una timidez enorme frente a las mujeres y el dinero sólo le importa de manera secundaria, mientras garantice su subsistencia y la de los suyos, y lo pone a disposición de quien requiera auxilio.

Dante Quinterno –que además fundó el gremio local de los historietistas, inspirado en el modelo que forjó Walt Disney, con quien además trabajó– tuvo que reunir un numeroso equipo de guionistas y dibujantes para cumplir con las demandas de aventuras de sus lectores. Dedicó a sus colaboradores un detallado perfil del personaje, del cual no debían apartarse ni un centímetro. Allí, Quinterno define a Patoruzú como “el hombre perfecto, dentro de la imperfección humana; generoso hasta el asombro, pero a no confundir su credulidad e ingenuidad con la necedad del lelo. Patoruzú sale invariablemente en defensa del débil y por una causa noble se juega íntegro, sin retaceos y traspone las fronteras de lo humano para transformarse en un símbolo del Bien”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario